La disciplina a la que se sometió en su época de bailarín en el conservatorio de Palma de Mallorca le dejó un generoso poso. Correr arriba y abajo de la montaña a un ritmo trepidante durante kilómetros y kilómetros por terrenos incómodos, pedregosos, resbaladizos… parece más duro que ensayar pasos de baile. Pero no para Pere Rullan, quien antes de dedicarse a las carreras por el monte, invirtió diez años en la danza, hasta los 19, cuando marchó de su Sóller natal para estudiar Ciencias de la Actividad Física y Deporte (CAFD), primero en Madrid y después en Lleida.
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