Un cúmulo de incidencias y trenes cortos subleva a los viajeros de Rodalies

<![CDATA[

La megafonía anuncia la inminente llegada del tren. Los usuarios, repartidos a lo largo del andén, estiran el cuello. Un, dos, tres. Tres vagones en lugar de los seis habituales. Entre algún que otro insulto, empiezan las carreras. Los viajeros se apelotonan esperando haber acertado el sitio, que las puertas de uno de los tres vagones caiga cerca. El tren para. Bajan pasajeros, algunos con bicis, otros con niños, personas mayores y alguna maleta. Luego empieza la conquista del vagón. Solo se sientan dos personas. El tren llega con retraso y lleno. El resto, atrapado en el pasillo y en la plataforma (les espera una hora y veinte de recorrido de pie). Van tan apretados que algunos viajeros no pueden ya subir.

Seguir leyendo…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *