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Reabre tras más de diez años Quo Vadis, el emblemático restaurante junto al Liceu

Tras permanecer cerrado más de una década, el Raval recupera uno de sus restaurantes más emblemáticos. El Quo Vadis (Carme, 7), que bajó la persiana en 2013 con 57 años de historia a sus espaladas, reabrirá en los próximos días y servirá de nuevo  algunos de sus platos tradicionales, como la espalda de cabrito o la cola de buey, que lo convirtieron en un referente en el barrio y en toda la ciudad. 

Manel Puig, Tomás de la Vega y Gonzalo Ramos son los socios que, según ha avanzado Tot Barcelona, devolverán a la vida a este establecimiento que era famoso por acoger los resopones del Liceu. El negocio mantendrá su nombre original, que los antiguos propietarios Martí Forcada y Mercè Bonastre eligieron porque les había impresionado la película con ese título estrenada en el cine Windsor en Barcelona en 1954, explicaba el añorado cronista de La Vanguardia, Lluís Sierra.

En la calle Carme 

El restaurante abrirá en la ubicación original y servirá algunos de sus platos tradicionales, como la espalda de cabrito

El suflé de queso, las ancas de rana a la provenzal, la lubina al hinojo, el civet de jabalí o el filete de toro fueron algunas de las preparaciones que llevaron al éxito a esta casa, que prácticamente no cambió la carta durante sus años de andadura. Platos tradicionales con guiños a la cocina francesa que elaboraban con producto fresco de la Boqueria. «En los hoteles de categoría, los conserjes recomendaban el Quo Vadis», contaba también Sierra. Ahora, a la oferta de platos tradicionales se sumará otra más informal de picoteo que incluirá tapas, hamburguesas y pollos a l’ast. 

Los nuevos propietarios han recuperado algunas fotografías de clientes famosos que visitaron el establecimiento y volverán a apostar por la estética que lo caracterizó. No obstante, de la decoración original del Quo Vadis no queda prácticamente nada (se mantienen los vitrales de una sala que de momento permanecerá cerrada, han explicado al medio citado). 

 

Martí Forcada, antiguo propietario de Quo Vadis fotografiado en una de las salas del restaurante
Mané Espinosa

 

En Quo Vadis recibían hasta 100 clientes por jornada en sus mejores días, de los cuales muchos eran políticos, escritores, cantantes y público del Liceu. Incluso consiguió una estrella Michelin en 1980, que mantuvo cinco años. Pero la falta de relevo generacional, la crisis, el cansancio y el boom del turismo de la Rambla, entre otras razones, llevaron a su cierre en 2013. Hasta entonces, el espacio había albergado el Beerlinale, un negocio especializado en cerveza del que se mantendrá la barra. 

El regreso de Quo Vadis se suma al de Casa Leopoldo, otro clásico del Raval, que acaba de reabrir después de varios intentos de retomar el negocio desde que se jubilaran los dueños. En este caso, ha sido el Grupo Banco de Boquerones el que ha adquirido el espacio, que fue un punto de encuentro para escritores como Manuel Vázquez Montalbán, André Pieyre de Mandiargues y Eduardo Mendoza, y donde se servían guisos y especialidades tradicionales. 

Barcelona bate el récord: 31.800 turistas al día durante febrero

Más que el año pasado y más que en 2019, el año de todos los récords turísticos en Barcelona. El pasado mes de febrero 892.000 turistas se alojaron en la ciudad sumando 2,7 millones de pernoctaciones, un 14% más que en 2019. La celebración de eventos culturales y deportivos, como el festival de la Llum o la media maratón, y de grandes acontecimientos profesionales, como el Mobile, impulsaron las cifras, las más altas desde que hay registros.

En número total de turistas, la cifra supone un 2,2% más que en 2019 (19.646 visitantes más) pero el gran incremento se produce en el número de pernoctaciones, que suben un 14% y con ello, la estancia media de los visitantes, que durante febrero fue de cuatro noches en los apartamentos turísticos y de 2,6 noches en los hoteles. Del total de 892.000 turistas de febrero, 589.264 se alojaron en hoteles y 247.135 en apartamentos turísticos (el resto en albergues), con una ocupación media del 62% en los hoteles y del 59,2% en los apartamentos.

 

Más de 892.000 personas, un 78,4% extranjeros, visitaron la ciudad durante el mes pasado

Casi todas las cifras crecen en el informe de Actividad Turística Ciutat de Barcelona de febrero, que ha elaborado el propio Ayuntamiento con datos propios, del INE y del Observatori de Turisme. Una de las poquísimas cifras que bajan es la comparativa entre los visitantes nacionales del pasado febrero con las del mismo mes del año pasado, que baja ligeramente (un 5,6%). Pero el global queda más que compensado por el incremento de visitantes internacionales (suben un 10,2%). La otra cifra que no crece, rompiendo la tendencia a la alza de los últimos meses, es la de los cruceristas, que registra 74.939 movimientos, un 5,4% inferior a febrero del año pasado.

 

El informe confirma la recuperación de las proporciones prepandémicas, con un 78,4% de visitantes internacionales y 21,60% nacionales y se mantiene como la ciudad española con más turistas internacionales alojados en sus hoteles y también la que más pernoctaciones registra. En cambio Madrid, recibió más turistas pero registró menos pernoctaciones.

Por procedencia, durante febrero, los turistas franceses (44.400), seguidos de italianos y estadounidenses (41.000 cada uno) fueron los más numerosos. En relación a febrero de 2023, las nacionalidades que más crecieron fueron las asiáticas (de China llegaron un 140% más de visitantes, un40% más de Japón y de Corea del Sur un 33,6% más), junto con Canadá y Brasil.

Otros récords de febrero vinculados al sector turístico: el del número de pasajeros en el aeropuerto: 3,6 millones (un 16,6% más que en febrero de 2023 y un 11,8% más que en febrero de 2019) o la afluencia al Park Güell. Este espacio vendió 338.000 entradas, el número más alto en un mes de febrero y al que hay que añadir los 35.000 usuarios barceloneses.

Pasión en la autopista

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El curso político y económico en Catalunya está siendo agitado y los ciudadanos necesitan una bocanada de aire fresco que les permita establecer un paréntesis mínimamente relajado para seguir peleando en los próximos meses. Llega la Semana Santa y con ella las escapadas tradicionales para buscar una burbuja de paz o de bullicio, a gusto del consumidor. Pero de lo que no se van a escapar los afortunados que puedan escapar de la ciudad estos días será de los pasos de Pascua que ofrece el tráfico de las autopistas. No piensen ustedes que el asfalto se ha convertido ahora en un escenario de representación religiosa. En absoluto. Los pasos a los que nos referimos tienen que ver con la presencia interminable de camiones, especialmente en la AP-7, y sus usos y costumbres a la hora de circular.

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