Con sus flat whites a 3,50 euros, decoración industrial y una clientela abrumadoramente internacional, el Right Side Coffee Bar, “roasting and brewing since 2012”, parece trasplantado de Brooklyn al corazón del barrio Gótico de Barcelona. Una mujer rubia teclea en su ordenador. A su lado, un chico con gorro hipster lee poesía en farsi. Es iraní y llegó hace cinco años. Una pareja de diseñadores, rumanos afincados en la ciudad, charla en otra mesa. Entra una pareja de turistas coreanos, con gorra rosa chicle ella, cazadora negra él.
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