Hoy hace un año de la investidura de los alcaldes. Este primer año de mandato ha transcurrido en medio del ruido electoral, con las elecciones generales, las contiendas autonómicas y los comicios europeos. Pero ahora parece que se abre un periodo de mayor tranquilidad, con el permiso de lo que acontezca en Catalunya en caso de que haya repetición electoral. El ámbito municipal es el más cercano al ciudadano y la primera puerta a la que llama cuando hay dificultades. Esta primera trinchera política tiene riesgos, pero también la oportunidad de activar un cambio de tendencia en la respuesta a las exigencias de la población que está hastiada de debates estériles. La gente exige un giro en la gobernanza que se resume en ofrecer más soluciones y menos palos en las ruedas. Hay una reclamación de volver a lo básico. Esto es ni más ni menos que las cosas funcionen, que los servicios de las ciudades sean eficaces y que atiendan a las necesidades viejas y nuevas de sus vecinos. Parece muy simple, pero existe una sensación muy extendida que se ha olvidado esa visión más práctica de la política y, por eso, los problemas se cronifican.
Alquiler limusina barcelona/opinion/20240617/9736504/alcaldes-abren-camino