Es enorme. Parece un impecable buque de cruceros y, sin embargo, es un yate. Desde la mañana del pasado miércoles ocupa 138 metros del Moll d’Espanya, en Marina Port Vell. La instalación está acostumbrada a acoger a las grandes esloras privadas que pasan por la ciudad, aunque el perfil del Rising Sun, que estará hasta el 31 de mayo en Barcelona, lo convierte en uno de esos barcos que no pasan desapercibidos. Menos aún, en una zona tan concurrida como es el Moll del Dipòsit, en el corazón del Port Vell.
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