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El chocolate saltó la barrera oceánica y nos llegó a principios del XVII. Pese a su color nada atractivo, las bondades de aquella dulzaina de inmediato se convirtieron en una tentación irrefrenable.
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El chocolate saltó la barrera oceánica y nos llegó a principios del XVII. Pese a su color nada atractivo, las bondades de aquella dulzaina de inmediato se convirtieron en una tentación irrefrenable.