Barcelona calienta la gélida jornada de Sant Jordi desbordando las calles

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La cronista, a la que le falla la ­memoria y aún no ha digerido un reciente diagnóstico de TDA/H (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), necesitaba este martes de sus dos manos para anotar en su libreta las secuencias que más le llamaban la atención de la jornada. ¡Qué mala ­decisión! No se me ocurre nada peor que pasear un Sant Jordi entre la multitud sin rosa. El libro puede estar guardado en el bolso. Pero si caminas sin exhibir orgullosa tu rosa es que algo no has hecho bien en esta vida. No cuela hacerte pasar por extranjera. A la legua se te nota que naciste y creciste al otro lado del Besòs, donde también celebran Sant Jordi y se intercambian sus libros y sus rosas.

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