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Siempre ha habido temporales, pero ahora las dentelladas marinas son una constante. Ahora, algunas playas desaparecen casi anualmente y son muchos los expertos que culpabilizan de esa realidad a la excesiva proliferación de puertos deportivos. Otros opinan que es precisamente gracias a esos nuevos puertos deportivos que existen algunas playas. Lo cierto es que antes, a pesar de las dentelladas marinas, nuestra playa no desaparecía. Y, además, su arena descansaba. Cuando una playa puede descansar ofrece a sus usuarios habituales una notoria placidez. Esa playa era la que cantaba la francesa Marie Laforêt: la de nuestros juegos, la de los amores de verano que en invierno era la de esa soledad que reconforta.