Este año he sido plenamente consciente de que el turismo masivo y desorejado, esa gran migración anual, ha convertido a Barcelona en algo bastante parecido al africano Serengueti. Quizá es porque las grandes manadas de mamíferos humanos, que antes solo arrollaban a los ciudadanos del Gótic, también han hecho ya definitivamente suyo el paseo de Gràcia. Y la Rambla de Catalunya y la calle València. En Barcelona ya es, pues, imposible intentar cruzar la calle cuando las manadas humanas avanzan decididas hacia su destino.
20240625/9759798/serenguetiPost relacionados
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